Con el tridente a Berlín


En Munich, cayó 3-2 ante el Bayern y se valió del 3-0 de la ida; espera rival para la gran definición del 6 de junio en Berlín: Real Madrid o Juventus, que deciden mañana

"Saber que tu rival tiene el mejor contraataque del mundo no es sinónimo de saber frenarlo. En la pizarra se pueden decir muchas cosas, pero sobre el verde son Messi, Neymar y Luis Suárez los que llevan la voz cantante. No importa que el equipo rival sea el Bayern y que Guardiola sea un estudioso del fútbol, para secar a la mejor delantera del mundo todavía no hay una lección escrita."

El Barcelona estará en Berlín. El fútbol estará en el estadio Olímpico. Los mejores jugadores del mundo seguirán escuchando la música de la Champions. Las opciones del triplete para los culés, están más vivas que nunca.

Lo que está consiguiendo Luis Enrique está campaña tiene un mérito que se tardará en valorar y hacerlo ante los rivales que se le han cruzado por su camino, multiplica el valor. Por mucha diferencia que mostrara el marcador de la semifinal, lo cierto es que el Bayern de Múnich habría ganado al 99% de los equipos que se hubieran cruzado en su camino, pero estamos en unas semifinales de Champions y no había mucho para elegir. Por desgracia para Guardiola, le tocó el Barcelona.

En un Allianz Arena entregado y dispuesto a vivir una histórica noche de Champions, Benatia dio alas a sus aficionados, pero el tridente culé se encargó de echar por tierra cualquier ilusión de los locales.

Messi, todocampista
A día de hoy, parece imposible ver un jugador mejor que Messi sobre el terreno de juego. El argentino ha recuperado su mejor nivel. Vuelve a ser eléctrico, desborda a cualquiera con su regate y tiene una capacidad goleadora que está al alcance de muy pocos. Además, ahora juega con una inteligencia brutal. No necesita estar en el área rival para ser protagonista en el juego. Da igual si recibe a más de 30 metros de la meta rival, Messi ya no necesita pisar área para ser la pesadilla de la zaga adversaria. Ha pasado a ver pases de los que nadie se percata. Antes, si recibía solo tenía todas las facilidades del mundo para desbordar, ahora también las tiene para asistir a sus compañeros. Pocas veces se ha visto a un Messi tan generoso y probablemente, el mérito es tanto del protagonista como de Luis Enrique.

Tras encajar el tanto de Benatia, La Pulga se inventó una asistencia sobre un desmarque de Luis Suárez para que el uruguayo terminara cediendo a Neymar. El brasileño empujó el balón. El segundo tanto de los culés tuvo a los mismos protagonistas y el mismo orden de ejecución. Una muestra más de que Luis Suárez es un delantero que está por encima de los números. Juega para el equipo y sus números siguen siendo de un auténtico killer. Un mérito más para Luis Enrique.

En un equipo con tanto potencial ofensivo como el culé y con jugadores como los tres que tiene en punta el Barcelona, no es fácil que el portero se convierta en protagonista. Ter Stegen lo hizo y se llevó los elogios del fútbol mundial. En los goles poco pudo hacer, pero paró todo lo parable que llegó a sus dominios y alguna que parecía imposible. Cabezazos, potentes disparos tanto de media como de larga distancias, un juego preciso con los pies y, en definitiva, un repertorio digno de los mejores porteros del mundo, permitieron que el meta alemán diera una auténtica exhibición y que Zubizarreta sacara una buena sonrisa desde el sofá de su casa. Otros muchos deberán esconderse tras las palabras de principio de temporada.

Mientras comenzaban las comparaciones entre los dos banquillos. El Bayern demostró que es un equipo ganador. No se rinde en ninguna situación y a base de golazos y buen fútbol, tuvo el premio de llevarse el partido. Lewandowski dejó una obra de arte y se tomó su vendetta particular sobre Mascherano después de lo que le hizo Messi en la ida a Boateng. El polaco buscó su espacio y superó con un disparo ajustado a Ter Stegen. Muller también dejó su sello.

No atacó demasiado el Barcelona en la segunda mitad, pero el trabajo ya estaba hecho. Los deberes estaban completados y corregidos. No era necesario emplearse a fondo y era suficiente dejar pasar los minutos y saborear el escenario donde se conseguía el pase a la final de la Liga de Campeones.