El Barcelona se encontró con Neuer en un gran primer tiempo · Messi apareció en el tramo final y los azulgrana marcaron tres goles en 17 minutos El 2-0 fue una obra de arte del argentino · Neymar cerró el marcador en el último minuto de partido


Leo Messi dejó al Barça con un pie sobre la gran final de Berlín y decidió un partido de los que enamoran en el Camp Nou. El argentino acabó con la resistencia de un Bayern agarrado a Neuer con dos goles, uno de ellos un verdadero escándalo, y deja la eliminatoria muy de cara para los de Luis Enrique.

Obsesionado con la posesión de balón, el Bayern dibujó un 3-5-2 que adelantaba la presión sobre el Barça. Guardiola buscaba marcar los tiempos del partido, y nada mejor para ello que acumular hombres en el mediocampo. Pero la jugada le salió mal y tuvo que rectificar sobre la marcha. En cuarto de hora el Barcelona contó con dos ocasiones inmejorables para abrir el marcador. Primero Suárez no resolvió un mano a mano con Neuer y poco después Neymar se encontró con el pie de Rafinha en el área pequeña.

Quiso cortar la sangría Guardiola y reestructuró el equipo. Pasó a una defensa de cuatro y el partido se convirtió en un bonito intercambio de golpes. Un cara a cara sin racanería táctica ni temores que abogaran por el conservadurismo.

La soledad de Lewandowski
Lewandowski dio el primer aviso con un remate a quemarropa que el delantero polaco falló de manera incomprensible y Piqué dio la réplica con un cabezazo a la salida de un córner.

El partido se tomaba un respiro hasta que apareció Iniesta. En esa calma lúcida que precede a sus acciones, Iniesta inventó un pase aéreo preciso que Alves acomodó con el pecho antes de encontrarse con los pies de Neuer, de nuevo providenciales para el Bayern. El Barça se iba al descanso con la sensación de haber desaprovechado una oportunidad única para hacer daño al Bayern.

Se rearmó el conjunto alemán y templó los ánimos azulgrana tras el paso por vestuarios. No fue suficiente para hacerse con el partido. Le faltó la profundidad de Robben o la facilidad para romper las líneas de Alaba. Lewandowski era una isla en un ataque donde Müller no acabó nunca de encontrarse. Por suerte para los de Guardiola, la famosa pegada del Barça estaba hoy de vacaciones. Neymar volvió a mostrarse errático en un control que le habría dejado en una mano a mano que Neuer evitó también con una salida oportuna. Ni el brasileño ni Suárez tenían hoy el gatillo fino.

Leo el artista
Pero sí Leo. El jugador más decisivo, el que tenía que aparecer, lo hizo. Agarró un balón recuperado por Alves -el pulmón de antes- y soltó un latigazo mordido que Neuer no midió bien. El espectáculo sólo acababa de comenzar.

Messi aún tenía una obra de arte guardada bajo la camiseta. Y tuvo el detalle de compartirla con todos. Encaró a Boateng y en unas décimas de segundo recortó para encarar a Neuer. El defensa alemán cayó como fulminado por un rayo, como un ser inerte manejado al antojo de otro ser superior. Mientras Boateng se desplomaba, Leo daba el último brochazo a su precioso lienzo azulgrana. Y lo hacía con un toque sutil con su pierna derecha, un balón picado que superaba la salida del meta alemán.

Con el tiempo casi cumplido, un contragolpe asestó el golpe definitivo. La combinación de la MSN hizo añicos a los alemanes. Suárez arropó el balón con el cuerpo, Messi asistió y Neymar finalizó una galopada para dejar la eliminatoria vista para sentencia. Y el Camp Nou se vino abajo. El muro hacia Berlín se vino abajo. Nada aguanta en pie ante el imparable Messi.